viernes, 9 de agosto de 2013

Un viaje a Mallorca

Dos páginas del cuaderno para capturar los lugares que mas me gustaron durante una visita de cuatro días a la isla de Mallorca.
En la zona noreste Alcudia, un cuidado casco histórico cerrado por murallas medievales al que se puede acceder por la Porta de Mallorca (dos torreones unidos por un portal de arco). A lo largo de todo el centro histórico se encuentran numerosos ejemplos de casals con fachadas señoriales y ventanas renacentistas.
El faro Formentor en la punta norte de la isla, al que se llega por una sinuosa carretera entre acantilados recorriendo el Cap Formentor.
Para encontrar un poco de tranquilidad y alejarse de las zonas de mayor afluencia turística, calas y playas de aguas tranquilas y cristalinas donde se puede practicar el buceo y contemplar las doradas y bancos de peces. En la zona norte, la playa de Ses Caletes en Cabo Pinar, de acceso restringido es todo un privilegio poder disfrutarla. En la zona oriental Cala Moltó de orilla rocosa y fondos arenosos. Al sur, junto a la bahía de Palma, Puig de Ros en la que grandes plataformas rocosas se extienden sobre el mar.
Es obligado un recorrido por la Sierra de Tramontana con grandes relieves montañosos como el Puig Major (de 1445 metros de altura) y pequeños pueblos. Soller con su arquitectura modernista y casas de piedra con portales que parecen escaparates de tiendas, Deia un pueblo integrado en el terreno con centenarios olivos y Valldemossa con sus calles estrechas y empinadas. Durante este este recorrido, si aprieta el calor, una parada en el pantano de Gorg Blau para darse un baño sin que nadie lo vea.
En el interior, el Santuario de Sant Salvador ubicado en la cumbre de la montaña del mismo nombre, a 509 metros de altura, desde el que se contemplan unas espectaculares vistas, no hay que desaprovechar la ultima hora de la tarde para contemplar un magnífico atardecer.
Todos los caminos en la isla conducen a Palma, no tiene pérdida y no puede faltar una visita a la impresionante catedral, el Palacio de la Almudaina, la Plaza Mayor, los jardines, el puerto.... Recorriendo las calles del casco antiguo hay que buscar los patios de las viviendas palmesanas, un espacio cubierto de arcos, columnas y capiteles con escaleras que terminan en galerías.
El haber podido realizar este viaje, conocer rincones escondidos por tierra y por mar, recorrer la isla y vivir momentos y sensaciones inolvidables; no hubieran sido posibles sin contar con un gran anfitrión al que no le podía negar una visita.

miércoles, 17 de julio de 2013

Marsella, Fuerte de Saint Jean

Vista del Fuerte de Saint Jean que resguarda la entrada del puerto de Marsella.
En el siglo XII, el emplazamiento del Fuerte Saint-Jean estaba ocupado por la orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (la futura Orden de los Caballeros de Malta).
   
La Torre cuadrada fue edificada en el siglo XV por el Rey René, para defender la entrada al puerto tras el saqueo de los aragoneses (1423), en el sitio que ocupaba la antigua Torre Maubert . 
Hacia 1644 se levanta otro de sus puntos altos defensivos, la Torre del Fanal por orden de Luís XIV, quien ideó los nuevos planes para la ciudad de Marsella y que fueron acometidos por el Caballero de Clerville.
    
Durante la segunda guerra mundial, el fuerte lo ocupó un depósito de municiones del ejército alemán, que hizo explosión en 1944, causando graves daños al fuerte y al Puente Transbordador. Fue declarado Monumento Histórico en 1964 y actualmente está abierto al público albergando la programación de exposiciones del museo de las Civilizaciones de Europa y el Mediterráneo (MUCEM).
        
La vista está tomada desde el bar Le Chalet, en el Jardín du Pharo, donde es algo difícil que te sirvan un café con hielo al estilo tradicional. 

miércoles, 10 de julio de 2013

Marsella, Motée des Accoules


Motee des Accoules, una estrecha calle que da acceso al barrio más antiguo de Marsella, Le Panier, muy próximo a la zona del puerto.

Entramado de calles estrechas, escaleras de piedra y edificios antiguos con la ropa tendida en sus fachadas. 

En el barrio se suceden pequeños cafés, tiendas de souvenir, estudios y talleres artesanales que le dan un ambiente bohemio.

No hay que dejar de pasear por sus calles y visitar la plaza des Moulins (plaza ocupada hasta el siglo XIX por molinos de viento), Vieille Charite (edificio monumental que ofrecía alojamiento a vagabundos, transformada posteriormente en hospicio para ancianos y huérfanos y que actualmente alberga el Museo de Arqueología Mediterránea) o el Hôtel Dieu (hotel de lujo que hay que conformase con verlo desde fuera).

Actualmente la ciudad de Marsella ha emprendido la rehabilitación de este emblemático barrio.

Caminando por una de sus calles nunca se sabe cuando puedes encontrar una cabeza de jabalí... :-o

Marsella, una ciudad a la que seguro volveré muchas veces.

sábado, 20 de abril de 2013

El Torreón de Llanes

Un tranquilo y recogido rincón en el casco histórico de Llanes (Asturias), desde la Calle Posada Herrera junto a la Basílica. Tendría que haber aprovechado a dibujar el mar pero me gustó más este lugar.

A un lado el Palacio de Posada Herrera, de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, es una casona con torres en esquina, de cuerpo rectangular y tres pisos.


Al fondo el Torreón o Castillo de Llanes, se trata de una torre defensiva del siglo XIII, de planta circular, ubicada en la muralla medieval y custodiaba una de las puertas de entrada al recinto amurallado de Llanes. Sirvió como torre defensiva y más tarde de cárcel.


Al otro lado, la sidrería El Almacén para tomar buena sidra bien escanciada y buenas tapas en la terraza. Desde hace un tiempo los clientes escriben sus deseos en corchos de sidra y los meten en el muro de piedra, a modo de Pont des Arts.

Este rincón se convirtió en dibujo en una hoja del cuaderno, la hoja en postal y la postal en afecto. El afecto se dejó llevar, cruzó montañas, derribó fronteras, conoció un nuevo mar; el afecto se liberó. Y sí, la postal llegó a su destino.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Tejados y chimeneas

Un dibujo que quería hacer desde hace tiempo. Vista de Hecho desde la zona alta del pueblo con la tranquilidad de la naturaleza como marco inigualable. Desde aquí la vida pasa mas despacio.

Ovejas pastando en los campos, un murmullo constante en el río, chimeneas humeantes en los tejados, un semáforo solitario en lo alto, los toques del reloj de la iglesia en el aire. Por la noche, una ventana misteriosa siempre con la luz encendida.

Esta vez no dibujé solo, no pude negarle a Guillermo un par de hojas del cuaderno. Ahora ya se como es un tractor automático y un camión malacañón.

domingo, 10 de febrero de 2013

La Ciudadela en blanco

Jaca, una tarde de invierno; desde el único banco donde me puede sentar, un trocito de los glacis de la Ciudadela cubiertos de nieve. La Peña Oroel queda oculta tras las nubes. Después de unos cuantos días nevando parece que el tiempo va a dar una pequeña tregua aunque sólo sea por poco tiempo. Cuando hay ganas de dibujar no importa el frío.

Al rato, la nieve comienza a caer de nuevo y me impide continuar dibujando, el papel empieza a mojarse. No queda mas remedio que terminar los detalles del dibujo en casa.

Después de unas cuantas dudas decido aventurarme con las acuarelas, no sin antes hacer unas cuantas  pruebas sobre copias del dibujo. El color mal aplicado puede arruinar todo el dibujo y más con esta técnica. El resultado no está mal, al menos ha servido para quitarme el miedo.

sábado, 12 de enero de 2013

Colegiata y salinar en Naval

Cuaderno de rutas: colegiata de Santa María y el salinar de la Roda en Naval (Huesca), un pueblo situado a los pies de la Sierra de Arbe, en las proximidades de la Sierra de Guara.

Sus casas se ordenan en calles paralelas con grandes desniveles  adaptándose a la pendiente. El barrio  de Cotón es el mas emblemático y el más antiguo. Algunas casas vuelan sobre la calle formando pasadizos, con calles sinuosas y quebradas a cada esquina dándole un un carácter defensivo y un aire medieval.

Naval creció al abrigo de un castillo del que aún quedan restos junto a la actual Colegiata. Esta se erigió en honor a Santa María en el S XVI, de estilo gótico tardío, sobre potentes muros de mampostería construidos para salvar el desnivel del acantilado rocoso.

La Villa es conocida también por su tradición alfarera, de origen medieval y morisco, aún viva.
La sal también tiene un importante papel en el desarrollo de Naval siendo el producto que tradicionalmente dio trabajo y riqueza a sus habitantes. El de la Roda es uno de los múltiples salinares que se construyeron para explotar los manantiales salinos. Hoy es un espacio interpretado, lúdico y didáctico, recorriéndose con una visita autoguiada, pudiéndose tomar baños de agua salada en piscinas acondicionadas.